Durante años hemos leído a cuenta gotas todos los apestosos casos de corrupción que en diferido nuestro lento poder judicial y en algunos casos los menos medios de comunicación nos van permitiendo conocer. No solamente ser concientes de que es lo que hacen con nuestros impuestos y en definitiva con nuestra riqueza como país, incluso algo mas insultante si cabe, ver los indignantes ritmos de vida que llevan algunos de los políticos que las urnas en democracia delegaron para representar al pueblo soberano que les eligió. Casos como el de la compra, remodelación y decoración del Palacete de Llaume Matas, los Trajes de Camps, los Chalets de Julian Muñóz, los viajes de Luis Barcenas y familia, los coches de alta gama de Ricardo Costa, la Monarquía impuesta en Orense por el cacique José L. Baltar, los premios gordos de las loterías de Fabra, la carrera fulgurante del Yernísimo Alejandrito Agag, el hernano de Alfonso Guerra, el asalto de Marbella por parte de Juan Antonio Roca, Marisol Yagüe y sus amiguetes, los ERES a medida del psoe en Andalucía, el caso Millet y Pretoria, las comisiones de CIU en Cataluña... Así podria estar durante páginas y páginas citando casos que en definitiva no han quedado en nada y en los cuales nunca han sido condenados a resarcir el daño ni a devolver lo robado después de perpetrado el atraco.
Pero son esos mismos medios que hoy no le dan credibilidad al hartazgo y movilización de la gente, los que han sido cooperadores necesarios de la élite oligarca y corrupta que nos gobierna. Esos medios que se pliegan a las comparecencias sin preguntas; habituales en las ruedas de prensa que organizan los partidos actuales. Esos mismos medios que no ponen el interés del ciudadano por delante de su línea editorial, y donde toda manipulación vale con tal de minimizar y reencauzar la información para transformarla en opinión interesada de uno u otro color.
Mundo loco en el que habitamos hoy en día, donde los políticos ya no deben contestar a sus electores a través de los medios (Francisco Camps lleva años sin una comparecencia en rueda de prensa en la que admita preguntas). Donde los políticos no rinden cuentas de su gestión en las elecciones si no que se organizan para cubrirse unos con otros y perpetuar la sangría de las arcas públicas. Donde las entidades financieras que causaron la debacle económica que nos hundió en la mayor recesión de la Historia Moderna, son las mismas que nos ponen contra las cuerdas, tras reflotar sus balances con el dinero que los políticos nos han obligado a aportar para socializar las pérdidas de dichos banqueros. Donde la juventud no tiene futuro, no tiene empleo, no tiene vivienda, no tiene esperanza y los viejos trabajaran hasta los 67 si no se les ocurre otra gran idea a los señores del poder.
Pero la dejadez que como sociedad hemos asumido durante años siempre ha sido bien usada por nuestros bien pagados politicos que recurrentemente nos bombardean con un miedo nuevo para que no nos salgamos del guión que previamente han preparado para mantenernos borregos y sumisos. Basta con una campaña publicitaria que nos hable sobre la invasión de inmigrantes, el islam que viene a quemar Europa, la ultraderecha que es la salvación del viejo continente (que poca memoria histórica tenemos), los sindicatos que van a expropiar las industrias de los señores, los rojos que nos traeran el comunismo, etc, etc, y automáticamente se movilizan las dos Españas que se aglutinan entorno al bipartidismo que nos ahoga y que les sirve de excusa perfecta para seguir con sus prácticas poco equánimes y justas.
